sábado, 27 de abril de 2013

Destruyendo átomos y prejuicios...

"¡Triste época la nuestra! Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio", supo decir alguna vez Albert Einstein, un adelantado no solamente en la física sino en la forma de ver el mundo.
En nuestra condición de país relativamente joven (sobre todo si los comparamos con los más de 5000 de una histórica pero vigorosa China), podemos hacer perfectamente una analogía con un muchachito adolescente: aún no encontramos nuestra identidad, intercalamos rigor con blandura, le echamos la culpa a los demás por algunos errores cometidos, intentamos resolver problemas a último momento cuando todo se desmorona, en fín, nos falta "un golpe de horno", una maduración REAL como sociedad.
¿A que viene la autocrítica? No soy amigo de las generalidades, pero hay algo que siempre me resultado paradójico y ha llamado poderosamente mi atención, y es que pese a siempre autodenominarnos como "país crisol de razas" (aunque huela más a mito que a realidad, y el concepto raza esté hoy en desuso), nos cuesta mucho aceptar lo diferente. 
Hemos utilizado los motes más rídiculos para denominar a nuestras primeras corrientes inmigrantes: tano, gallego (a cualquier español, sin importar su vecindad), gringo, franchute, turco (pese a que los árabes no se parecen ni por asomo), negro, ruso (a la colectividad judía), primero con un tinte despectivo, hasta casi absorberlos como parte del lenguaje. 
Peor suerte corrieron los que fueron llegando después, hermanos de países limítrofes que fueron adoptando apodos mucho menos felices, y que no vale la pena que los reproduzca, porque desgraciadamente aún siguen en vigencia.
La última, y no por ello menos importante, corriente inmigratoria tiene como protagonistas a mis amigos: la diáspora China. Hoy por hoy, la cuarta colectividad en número en nuestro país.
Se dice mucho y se sabe poco de ellos, el desconocimiento nos ha llevado a inventar las historias más desopilantes sobre su origen, sus costumbres y forma de vida. Algunos prejuicios son tan hirientes que me han provocado entrar en más de una discusión. Quienes los conocemos más de cerca, podemos asegurar que nunca dejamos de sorprendernos de sus cualidades.
Si a esto le sumamos nuestra incapacidad de distinguir entre aquellos que tengan ojos rasgados, e independientemente de su origen (sea japonés, coreano, mongol) se les diga Chinos, agregamos un obstáculo más a nuestra capacidad de entenderlos.
Suerte que muchos de ellos cruzaron el charco y se han transformado, entre otras cosas, en nuestros almaceneros, que sin quererlo, saben más de nosotros que nadie: nuestros horarios de trabajo, qué y cuanto comemos, si estamos o no de humor. Y a fuerza de muchos "Hola, amigo/a" y "Muchas Glacias" se van ganando nuestro corazón. Sin olvidarnos claro, de profesores de idioma y artes marciales, médicos, dueños de restaurantes, empresarios, y la lista sigue...
Es por eso que siguiendo a Albert, e intentando destruir más prejuicios, les comparto un video bastante simpático hecho por un productor chino que muestra en 10 minutos (si es que esto fuese posible) una pequeña idea de que se trata este gigante llamado China. 
A pesar de estar desactualizado (ahora estamos en el Año de la Serpiente), dá datos y opiniones muy interesantes, algunos de los cuales, debo decir, no estoy totalmente de acuerdo, pero que por algo han sido recalcados en forma de autocrítica por un productor de esa nacionalidad. Que lo disfruten!.



viernes, 26 de abril de 2013

Una ¿breve? introducción...

Me gustaría saber como arrancar, todo este asunto de bloggear, confieso, me llega algo tarde, ni más ni menos que 17 años de la primera vez que alguien abrió un blog y desvirgara la Web. 
"Mejor tarde que nunca", dicen. Así que, contando los pasos y arrancando con el pie derecho:

Mi nombre es Agustín García, casi treintañero, nacido y críado en Mar del Plata, Argentina (una de las ciudades más lindas que he conocido jamás), un experimento, algo así como un cocktail genético de diferentes nacionalidades (galegos, rumanos y hasta algún alemán tienen huellas en mi ADN). 

Soy Sommelier y Chef Internacional, lo cual en otras palabras es un título que se les otorga a los borrachos consuetudinarios y a quienes nos gusta comer casi más que cualquier otra cosa. Mi Curriculum Vitae tambien acusa una pequeña aventura por la Universidad, que dejó como saldo un pichón de Psicólogo frustrado (por suerte).

Ahora... ¿de donde viene todo esto de Argenchino? Carezco, entre otras cosas, de humor, así que recurrí al facilismo del juego de palabras entre mi nacionalidad y de otra que estoy adoptando con el corazón para ponerle el título al blog.

Todo lo que provenga de Oriente siempre fue factor de curiosidad para mí. Al nacer en mediados de los 80s, con el Muro de Berlín aún erigido, y un mundo polarizado, todo lo que viniera de aquellas latitudes me resultaba desconocido e increiblemente interesante. 

Incontables tardes de devorarme los tomos de la Enciclopedia "Lo Sé Todo", leyendo los viajes de Marco Polo, las historias de Gengis Khan y otros Emperadores, imaginandome como sería estar en la Muralla China, no hicieron más que aumentar mi interés.

Como siempre, tardé, y en el 2011, pude conjugar mi aficción por los idiomas y comencé a estudiar Chino Mandarín en el Laboratorio de Idiomas de la Universidad de Mar del Plata. 

A partir del día en que mi profesora 马惠文 (quien ilustra la foto al final de la página, y a la cual considero más amiga que profesora) nos enseñó a decir "Nǐ hǎo", un simple hola, sentí la extraña sensación de que el cerebro me había hecho un click, que ya no había vuelta atrás. Se había transformado en un vicio.

Premonitorio, porque fueron 2 años y un poco más de renegar con pronunciaciones, caracteres, de chatear horas con chinos y chinas intentando comunicarme de las formas más graciosas, pasando por tensos examenes de validación Internacional hasta llegar a participar en un concurso, dando un discurso en un idioma que practicamente no manejaba (y sigo sin hacerlo) frente a decenas de desconocidos en la UBA, y una vergonzosa (y por suerte no documentada) performance artística en la cual canté una canción de un teenage show Chino muy a la Cris Morena style.

Hoy, me encuentro en la recta final de los trámites para una Beca de Estudios que proporciona la Embajada de China en Argentina, algo así como un sueño hecho realidad. Si todo sale como lo esperado, los últimos días de Agosto estaría viajando a Tianjin, una de las cuatro ciudades autónomas de China y justamente hermanada con mi ciudad natal, a estudiar a una de las Universidades que me envíaron su admisión, llamada Nankai University.

Así que esta, con suerte, va a ser una de mis formas de compartirles mis experiencias del otro lado del Mundo.

Con mi profesora 马惠文, o mejor conocida como Macarena,  en el 汉语桥 (Puente Idioma Chino) - Edición 2012.


Admisión de Nankai University, el día que me llegó a mi casilla de correo lloré como un marrano.
Mi último 汉语水平考试 (o examen de nivel chino) - 199/200, a un pelito del puntaje más alto.